Argo t'ha pasao.
-¿Pos qué va a pasarme?
-Tú sabrás que ha sío,
que, sin que te riña ni te llame naide,
t'has güelto al cortijo.
¿Es que t'han pegao? ¿Te s'ha roto el traje?
¿Es que t'acansinas
con los apargates?
Argo ha e ser por juerza.
-Pos oya osté, madre,
a dicirle voy por qué m'he venío:
Tos los días de fiesta, cuando, por las tardes,
nus pone osté limpios a mí y al Antonio,
a mí no me mira ni me llama naide
ni pa vel las puntas que lleva el fabero,
ni siquiá pa icirme que si tengo hambre.
Pero al Antoñico lo llama la gente
pa tomarlo en brazos y pa preguntarle
"que de aónde viene,
que de aónde sale,
que quién es su agüelo,
que quién es su padre".
Y por ande vamos lo mesmo nus pasa,
sin que a mí me mire ni me llame naide.
-¿No ves, hijo mío, que él es pequeñico
y tú ya estás grande
pa tomalte en brazos?
-¡No es por eso, madre!
Como él es agora,
también yo he sío antes,
y ha pasao lo mesmo
con otros zagales
que venían conmigo. A ellos los llamaban,
dejándome siempre solico en la calle
sin q'una palabra siquiá maldecía
me dijera naide.
Yo sé por qué's eso. Lo tengo sabío
muncho tiempo hace.
Sé que soy mu feo
y que mi helmanico tié cara de ángel,
y a su lao más feo paece que me güelvo,
y él es más hermoso cuando estoy delante.
Por eso he venío:
No quió más faberos ni más apalgates
ni más escarpines.
Vengo a esnüarme,
manque sea domingo,
que al lao de osté, madre,
semos tos lo mesmo,
y las mesmas fiestas a los dos nus hace
y del mesmo bollo nus da que comamos,
y los dos durmemos en el mesmo catre,
manque sea feíco,
manque no me mire ni me llame naide. Álvarez de Sotomayor